“El poeta es un revólver en medio del dolor del mundo”
en el
Centro de Artes y Oficios Escuelita Emiliano Zapata
Canacuate No. 12, Col. Pedregal de Santo Domingo, Coyoacán, México, cerca del Metro C.U.
Poetas participantes:
Abraham Truxillo
Alain Whitaker
Alma Estela Suárez Mendoza
Angélica Santa Olaya
Beatriz Cecilia Torres
Chema Bukejov
Elsy Ruiz
Flavia Cosma
Gabrielle Ville Vicenzio
Gloria Saldivar
Graciela Roque García
Kiu MoroyoQui
Mar Ruiz
Nazario Soto
Paola Klug
Patricia Desdémona
Pavel Castañeda
Sofía Verónica Sànchez Marìn
Thiasol Sánchez
Ven Neriah
Zel cabrera
Sábado 24 de septiembre
Tendedero Poético y Micrófono abierto
5:00 a 5:30 Verbena Popular en calles aledañas al Centro de Artes y Oficios
5:30 a 6:00 Lectura
6:00 a 6:15 Jesús Alvarado (Música)
6:15 a 6:45 Lectura
6:45 a 7:00 Aurin Amilcar (Sax)
7:00 a 7:30 Documental “El poeta es un revólver en medio del dolor del mundo”
Mar Ruiz, Beatriz Cecilia, Felipe Gaytán, entre otros. |
POEMAS
Poema de Beatriz Cecilia
SIN ELLA
La palabra olvidada es ave muerta,
sin alas ni cuerpo
que le sostengan
para llenar el todo, para sembrar la nada.
Es memoria vulnerada
y rasca la cabeza,
da golpes de pecho
patea las almohadas.
La palabra dormida no tiene mañana
ni cae por su peso,
es un aro oxidado
que rueda sin alma con aire por cuerpo.
Es la víscera ausente
de las ocurrencias,
es el hilo cortado
de la inteligencia.
La palabra escondida sobrevive al miedo,
carcome conciencias
de manos atadas,
no asoma la lengua
y oculta los cuernos. Le recorre un ácido
recuerdo del viento
de aquel aspirar y beber los alientos.
La palabra negada llora sus deudos
amputa la espina sangrante del éter
y dedica su encierro
a preñar el recelo.
Privilegia al silencio
cubre el espejo
escala la nuca
del hirviente destierro.
Beatriz Cecilia, México D.F., 2011
Poemas de Mar Ruiz
I
Los pasos se evaporan
solo existen las cenizas
en los gritos ahogados por
los maldecidos de la tierra.
Duele el peso de los huesos,
las manos coaguladas,
todo se confunde:
pasos, voces, miedo
y el silencio de arena
en la cuenca de los ojos.
en los gritos ahogados por
los maldecidos de la tierra.
Duele el peso de los huesos,
las manos coaguladas,
todo se confunde:
pasos, voces, miedo
y el silencio de arena
en la cuenca de los ojos.
La cabeza en cadalso
gira en las manecillas del reloj,
gritos como aves de rapiña,
frío en las manos que rompen
la pared del tiempo.
gira en las manecillas del reloj,
gritos como aves de rapiña,
frío en las manos que rompen
la pared del tiempo.
Silencio,
silencio que nadie se atreva a respirar
el enemigo nos escucha,
los traidores vomitan sarcasmos,
la palabra al filo del patíbulo agoniza.
silencio que nadie se atreva a respirar
el enemigo nos escucha,
los traidores vomitan sarcasmos,
la palabra al filo del patíbulo agoniza.
El castigo está en la respiración
de los asesinos,
la piel lacerada en los aposentos de la maldad resiste.
¿Dónde está el torturador?
¿Dónde las víctimas, los hijos muertos?
Los recuerdos son alacranes que se divierten
con el corazón,
dolor en la palabra.
de los asesinos,
la piel lacerada en los aposentos de la maldad resiste.
¿Dónde está el torturador?
¿Dónde las víctimas, los hijos muertos?
Los recuerdos son alacranes que se divierten
con el corazón,
dolor en la palabra.
MAR RUIZ
II
Ayer me levanté con versos en la comisura de los labios
busqué la realidad de la ciudad desnuda,
niño que llora por la leyenda urbana del profeta
abandonado en la memoria de lo cotidiano.
Me vestí de cicatrices grabadas en la madrugada
busqué en el cajón izquierdo de mi pecho
las tres letras de mi nombre,
el silencio atrapó los sentidos,
salí con piel transparente
y sed incontenible debajo de la lengua.
Los pies danzaban en la neblina del silencio,
cadáver del cielo que cruza la divinidad del mundo,
abandono en la presencia del camino,
la respiración de los habitantes se detuvo,
sola por las esquinas de los recuerdo,
la bravura de mis ojos lee la memoria de los muertos,
reflejo de gritos de un tiempo enterrado,
sus palabras guardan el eco de la sangre
las manos recobran la inocencia de la infancia.
La muerte es un juego inocente en estas calles…
MAR RUIZ
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